Había una vez, un gato que se llamaba Tom. Éste pasaba mucha hambre y nunca comía ratones porque no los encontraba.
Un buen día encontró una ciudad de ratones. Intentó meterse dentro pero… no pudo, así que, se le ocurrió una gran idea: ¡hacer una robot con forma de ratón!
Una vez construido el robot, decidió llamarlo Ratona .
La primera misión de Ratona, fue entrar en la ciudad y sacar a todos los ratones ¡uno por uno! Y gruaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!! salió Tom para comérselos.
Todos los ratones salieron corriendo, pero uno de ellos, se enfrentó a Tom y éste, le dio una gran paliza.
Tom aprendió una buena lección: “el pez grande no siempre se come al pez pequeño”.
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